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Lirio Blanco: Mariana Gutierrez por Agustín Paredes

Modelo: @mariana.gg7

Fotógrafo: @agusparedesmx




Lirio Blanco

por Mariana Gutiérrez


Qué bonito aparecer, qué bonito dejar salir la luz de eso que había estado gestándose durante tanto tiempo. Como las flores, que se abren luego de su proceso de formación, cuando se les llama botón y siguen cerradas. Cuando se permiten recibir abiertas más de ese Sol que no las dejó de iluminar y sostener aún estando cerradas. Cuando se muestran, abiertas, dándose al mundo, compartiendo colores, belleza y distintos olores. Dejándose ser y muy presentes.


Sin cuestionar nada. Ni quién las verá, las olerá, si van o no a poder continuar con su desarrollo luego de la polinización que puede suceder o no. Nada de eso importa. Sólo el presente. En el que hay un dar y recibir constante, un flujo sin esfuerzo, sin resistencias. Un flujo que evoca tantas imágenes… Fluidos. Eros. Erotismo. Amor.


La sensualidad de las flores, el erotismo que despiertan en mí las formas que tiene la vida para seguir abriéndose paso a través de la diversidad de seres y conexiones, lo hermoso de ver y sentir la entrega de la naturaleza al intercambio, a la interdependencia sin expectativas, la potencia de la seducción sutil que no busca controlar nada. Aquella dada a recibir y presenciar lo que está siendo en cada instante.


Y el presente lo incluye todo, la luz y la oscuridad. La luz que se alcanza a ver en lo oscuro y las sombras que genera la luz frente a la materia. Destellos, sombras. Todo cabe. De aquí que en esa apertura, las supuestas dificultades y las muertes, también sean bienvenidas, porque son parte de la vida y porque si no traen expansión a ese ser o a ese momento, se transformarán y convertirán en suelo fértil para otra semilla que puede traer nuevas flores y frutos eventualmente.


Cuando buscamos que algo sea distinto a lo que Es, nuestro sistema se siente en conflicto y creémos que es porque realmente las cosas debieran ser diferentes. No nos permitimos ver la gama de colores de la situación. El lirio blanco, hoy, es la representación de todos los colores y de todas las posibilidades que hay en mi vida y en la vida, de creación y formas distintas de existir. Y en los matices negros, siempre sigue habiendo algo de luz. Podemos cambiar la perspectiva y encontrar aquel objeto que está impidiendo el paso de ella, o aprender a caminar ahí.


Decidir ser más flor. Dejarme ver, compartir con el mundo lo que soy. Dar(me). Seducir la vida. Recibir a quienes se acercan porque conectan con la frecuencia que emito y dejar pasar lo que no es para mí. Aceptar el caos y la imperfección que sólo traen más experiencias y aprendizajes a mi vida. Bailar al ritmo del viento junto con las flores cercanas apreciando su múltiples formas, colores y dinámicas con otros seres.


Que las múltiples dinámicas que sostenemos con nosotras mismas y con las plantas/flores que nos rodean, son las que nos permiten seguir sembrando, seguir tejiendo y expandiéndonos en los muchos caminos que andamos en nuestra vida. O un sólo camino lleno de diversos paisajes. Como sea, en todos siempre será mucho más valioso dejarnos ver y mostrar nuestra singular belleza, que pretender esconder el brillo que arde dentro nuestro con ganas de compartirse con el mundo.





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