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Puerto Escondido Aranda Burgos por Agustín Paredes

Modelo: @_arandabc_

Fotógrafo: @agusparedesmx




Una carta abierta

por Aranda Burgos


¿Recuerdas que me has preguntado qué escribo cuando acaricio con mis dedos tu espalda? Ha sido una duda frecuente, que solo he respondido con que “algún día sabrás”. La realidad es que ahora, meses después desde que notaste mis garabatos invisibles, y con nuestra relación cada vez más segura y amorosa, nos decimos en voz alta las palabras que en un inicio solo me atrevía a dibujar en tu piel como tatuajes temporales. El gran enigma — no tan secreto— ha sido que he escrito ya por un gran tiempo las palabras ‘te amo’.


¡Y vaya que me ha tomado por sorpresa! Poco sabíamos en 2018 cuando nos conocimos. No son las primeras fotos que hemos hecho juntos, pero se siente completamente diferente el estar al frente de tu cámara, la cual representa una extensión de tu mirada, puesta sobre mi, ahora como tu novia.


Esta mirada tuya ha sido transformadora. No solo desde tu lente, pero a lo largo de estos meses juntos. Sentirme vista es algo nuevo para mi. Tú me ves tal cual soy, con todas mis aristas. Es una mirada sin juicios, sin recelo, sin posesividad. Es aceptación radical. Tus fotografías reflejan esa mirada.


Por ejemplo, no puedo evitar comparar el cuerpo en el que yo habitaba en la última sesión de fotos que hicimos juntos con el plasmado ahora. Ha cambiado; he cambiado. En él ahora encuentro similitudes con el paraíso en el que estábamos en Puerto Escondido: la textura de las piedras en mis estrías; el color del atardecer en mi piel quemada; los colores del pueblo despintados por el sol y la marea encuentran su par en mis tatuajes atenuados. También veo un cuerpo feliz; mis ojos brillan como las estrellas de la noche cuando te veo, mi sonrisa es color espuma de mar cuando nos reímos. Mi cuerpo es el mapa de mi historia, y me encanta poder observar los cambios que tu presencia en mi vida han alentado. Y que tú has invitado con brazos abiertos. Así como a la playa se le aprecia como es, y no como debería ser, así me aprecias tú.


También has abrazado mi sensualidad estrechamente. Es una parte de mi que solo ha existido contigo. Entiendo ahora las alegorías que hacen sobre las olas rompiéndose como dos cuerpos encontrados: tan lleno de fuerza y pasión, pero también seguridad y ternura. Con el respeto y consentimiento como pilares, hemos aprendido juntos sobre el disfrute, empoderamiento y paz que pueden existir en una relación amorosa. Sin saberlo ni forzarlo, me ayudaste a recuperar autoría sobre mi cuerpo, a reparar algo dentro de mi que no rompiste tú. Me siento poderosa al compartir estas fotos, nacidas de un momento tan nuestro. Como Cenicienta guardando el zapato de cristal, se necesita a veces evidencia de la magia compartida. Tu arte, para mi dicha, es esa evidencia.


Mientras tú tienes tus fotografías, como sabemos, yo tengo mis palabras. Escribirte cartas no es algo poco común entre nosotros. Esta vez, al crear una carta abierta, no puedo evitar sentirme abrumada por la gratitud y el amor que has traído a mi vida. Cada momento, desde nuestras risas compartidas hasta las conversaciones profundas en la madrugada, ha sido un paso hacia este hermoso presente que compartimos.


Tu amor ha sido mi refugio, un lugar donde puedo ser yo misma sin reservas ni miedos. Me has enseñado que el amor verdaderamente no busca cambiar, sino aceptar y celebrar cada aspecto de la persona amada. Con cada fotografía que tomas, con cada mirada que intercambiamos, siento cómo construimos juntos una narrativa de amor y aceptación que nos define y nos fortalece.


En este viaje juntos, he aprendido a amarme más profundamente a través de tus ojos. He aprendido que la vulnerabilidad no es una debilidad, sino una fortaleza, y que compartir nuestras historias y nuestros cuerpos de manera auténtica y respetuosa es un acto de empoderamiento.


Gracias por ser mi compañero, mi confidente, mi amante y mi amigo. Gracias por capturar no solo mi imagen, sino también mi esencia, y por ayudarme a ver la belleza en cada imperfección. Nuestra historia es un testimonio de amor, uno que crece y evoluciona con el tiempo, y no puedo esperar a ver a dónde nos llevará el futuro. Una novela ilustrada, somos tú y yo.


Ahora lo sabes; resolviste el misterio. Sé que ahorita estás trabajando, con cámara en mano. Tranquilo que, cuando vuelvas, yo continuaré escribiendo poemas con mi dedo en tu espalda.


Con todo mi amor,

ABC





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