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No soy: Mar Castañedo por Agustín Paredes



Despersonalización

Por Mar Castañedo


Carolee Schneemann se paró frente a unas personas en East Hampton, Nueva York, se desnudó y comenzó a sacar una tira de papel de su vagina que iba leyendo a los espectadores. El pequeño pergamino no terminaba, era un papel que iba desenrollando conforme iba leyendo. La artista le estaba dando la oportunidad a su cuerpo de expresarse con palabras. Interior Scroll es como Schneemann bautizó a ese monólogo nacido en su vientre. Hubo muchos comentarios al respecto, por supuesto, no faltaron comentarios negativos, los cuales destacaban por un repudio que en realidad estaban disfrazados de anonadamiento.


El desnudo desde siempre ha sido un emblema enriquecido de diferentes significados, la única convergencia entre cada desnudo que se presenta en público, es el choque en los espectadores. El desnudo causa algo en el espectador que va a marcarle un profundo engrama. El estar desnudo siempre va a causar una sorpresa, una epifanía, un anonadamiento casi hipnótico. Es por eso que muchos artistas prescinden del desnudo porque es muy fácil causar algo, es la vía fácil para obtener una reacción. Sin embargo, el desnudo bien dirigido puede llegar a ser algo muy interesante y complementar un discurso en la obra o presentación de un artista. Por otro lado, ese peso que lleva el desnudo no sólo recae en el espectador, también en la persona desnuda; es así que las reacciones o pensamientos se posan en el cuerpo, y la identidad de la persona se desdibuja para darle paso a las proyecciones del espectador.


Las preguntas entonces surgen: ¿qué tiene que decir el cuerpo? Cuando se ve un cuerpo desnudo ¿qué pasa con el ser humano que lo muestra? ¿Sigue siendo considerado un ser humano o sólo un pedazo de carne lleno de tabúes? Y ¿qué es lo que piensan los demás al ver un cuerpo desnudo? Volviendo al performance de Schneemann, en algunas reseñas sobre su presentación, se menciona que ese evento ha causado incomodidad. “Una mujer está sacando un papel de su vagina”. Es importante saber que no podemos condenar este hecho tachándolo simplemente como algo irreverente, hay un mensaje mucho más profundo. Este evento no es la exhibición del cuerpo sólo por exhibir, el cuerpo tiene algo que decir y Schneemann ha decidido representarlo.


En lo personal, le doy un espacio a mi cuerpo para expresarse desde hace siete años y me considero afortunada porque siento que mucha gente ha sabido entender lo que quiero decir con él, sin embargo, sigo teniendo una sensación extraña, una sensación de despersonalización. Mi cuerpo abarca todo el espacio y es como si yo dejara de existir para darle paso a lo performático, que asimismo no deja de lado que la desnudez sigue siendo un significante lleno de rechazo, aceptación y muchas otras contradicciones; y esto, precisamente, no exime el desnudo encarnizado en el medio artístico. Es como si mi identidad como persona desapareciera a mesura que mi cuerpo se expone. Es como si hubiera una especie de dualidad, una dicotomía… vestida, cargo mi identidad y la muestro, es la identidad aceptada mientras que mi desnudez es otra realidad completamente distinta.


Cuando me desnudo, tengo la sensación de que mi identidad se difumina, soy sólo un cuerpo. Vestida soy yo, desnuda soy otra… o tal vez nadie. Sin embargo, quiero ser. Es entonces que mi dicotomía choca entre sí. Trato de imponer ante todo mi esencia cuando me encuentro sin ropa. Trato de invadir el espacio y llenarlo con mi persona pero la caja negra siempre está ahí: ¿el espectador ve un poco de mí realmente? Si mi cuerpo fuera otro, ¿qué reacción habría? La desnudez tiene un impacto, pero la estética de éste, otro. Y en eso estriba la despersonalización del cuerpo desnudo: no sabemos qué pasa en la mente del espectador, pero sabemos que nuestro cuerpo se vuelve parte de las proyecciones personales de éste, del deseo y las inseguridades, y que la estructura de nuestro cuerpo va a jugar un papel importante, tanto así, que los espectadores ya no ven a una persona sino una ilusión de ellos mismos y sus deseos o repulsiones.


Para mí el acto de Schneemann se enfrenta a esa despersonalización y logra utilizar el desnudo a su favor; a pesar de que existen comentarios que juzgan el acto, ―acto que tiene que ver con la desnudez―. Pero en este caso, no es la desnudez quien protagoniza las críticas, es la acción de darle vida propia a éste. Schneemann “invade” su vagina al meterse un papel que luego va desenrollando; esa parte del cuerpo de las mujeres que ha tenido tanto peso en la sociedad, esa parte que ha sufrido tantos estatutos por parte de moralidades sin fundamento justo. La despersonalización en este performance es confrontada, sin embargo, no desaparece; es más bien canalizada y redirigida a una parte específica del cuerpo.


La representación de esta artista me inspiró mucho para representar cuestionamientos que ya estaban latentes desde hace algunos años. Esta sensación quiero mostrarla en estas fotos. Estoy despersonalizada y en esa despersonalización, mi cuerpo tiene algo que decir.





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Fotógrafo: @agusparedesmx



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