Dualidad: Dinorah Martínez by Alfonso Pedrero

Dualidad

09.05.2021

Por Dinorah Martínez

Días grises, en el año 2017, entre huesos y un enorme vacío que tenia fuera y dentro de mi, la ansiedad y depresión salían de mis pupilas, mis manos, mi piel, mi cuerpo, y la poca voz que me quedaba; cada centímetro de mi expresaba lo desesperante de no saber quién eres, hacia dónde vas y ese miedo hacia lo desconocido. La incertidumbre me mataba, la nostalgia como catalizador de todas estas emociones que cada día se aceleraban hasta que deje de respirar, deje de sentir, deje de pensar, deje de verme, respetarme, valorarme, cuidarme y quererme. Sudor en la cama, cabellos por todos lados, ropa holgada y obscura, pérdida de apetito, canciones melancólicas que se repetían una y otra vez, pocas horas de sueño, cielos amarillos, sabanas frias, caricias vacías, bebida amarga, pensamientos retorcidos y desesperados por alcanzar algo que ya estaba perdido, sin darme cuenta, me perdí a mi misma, ya nada me emocionaba. Hacia frio, mucho frio. No hay peor sentimiento que no sentir nada. Así se siente respirar, sin estar vivo.

Amarrada entre mis propias frustraciones, encerrada entre muros que yo misma construí basado en mi pasado, mi presente pero sobre todo, mi futuro. Esta idea absurda de planear todo, de pensar que tenemos el control de nuestra vida, nuestras decisiones y esta imagen estática, superficial y permanente que construimos de uno mismo. Me asfixiaba.

Solo así el ser humano, se detiene, se toma el tiempo para establecer un diálogo con uno mismo, para encontrarse, reconstruirse y transformarse. La naturaleza no es estática, es dinámica, va en constante cambio, todos los días somos nuevas personas, pensamos diferente, caminamos diferente y amamos de distinta forma. Toda crisis es una oportunidad para volverse a construir uno como persona y cuestionarse. La incertidumbre y la duda son mucho más poderosos que tener siempre la razón y el control.

Yo soy el resultado de la diversidad, de la evolución y de un torbellino de cambios que me han fortalecido y cada día confirmo la idea de que estamos donde tenemos que estar y con las personas adecuadas, solamente que pocas veces lo observamos y aprendemos de eso. Normalmente cuando algo no sale bien, o más bien, como nosotros queremos, culpamos a todos y casi nunca somos autocríticos con nosotros mismos, ni nos cuestionamos qué hicimos para que eso sucediera y que haremos para cambiarlo, y no porque sea imposible, porque es más fácil echarle la culpa al exterior que hacerse responsable de lo que uno siente.

Estos días grises me enseñaron el valor de lo que es salir de tu zona de confort, sentirte cómodo cuando las cosas no salen bien y sobre todo, saber que cuando nada es seguro, todo es posible.

Siempre se puede volver a empezar, todos los días, son una oportunidad. A veces las cosas no son como uno quisiera pero siempre son como deben de ser. Por más larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar pero el aprendizaje, la experiencia y conciencia que se lleva en este duelo, es mágico y necesario para evolucionar. Todas las respuestas están aquí, adentro.

La palabra “dualidad” significa la existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona o cosa. Si nunca experimentamos el frío de un invierno, nunca apreciamos la calidez de un día brilloso de verano. Ese invierno interno que vivía en aquellos días, me hicieron descubrir la parte más cálida de mi persona y mi ser que nunca había tocado.

Entre pliegues y arrugas, admiro el valor de lo imperfecto, lo impreciso, que se expresan en cada parte de mi cuerpo, esa es la verdadera belleza de lo natural, que con el tiempo, evoluciona.

No me puedo estar quieta, ni lo haré. No me busquen, yo me encuentro.

“La trascendencia significa ir más allá de la dualidad. La co-dependencia significa quedarse dentro de la dualidad”. Rajneesh.