
CON EL TIEMPO
por Laura Mendoza
La dualidad que vive en nosotros es lo más increíble que existe.
En nosotros habita la luz y oscuridad. Es en ellas en donde aprendemos a reconocernos.
Existe una delgada línea entre sentirnos libres y realmente serlo. La libertad se revela ante nosotros de mil maneras distintas y otras mil más que descubrimos con el paso del tiempo.
La libertad de ser.
De aceptar que dentro de nosotras existe obscuridad y entre más grande es, también más brillante y cálida es la luz.
Descubrirnos a través de nuestros miedos, inseguridades y más grandes alegrías es una forma de florecer.
La libertad de abrazar lo que somos.
Cada línea, detalle y lunar es la explicación tangible de nuestra historia en la piel. A veces pasamos por alto el hecho que nuestro cuerpo es capaz de contar nuestra historia. De revelarnos lo que simple vista no apreciamos lo suficiente. Así como cada flor es hermosa solo por ser, un cuerpo al desnudo lo es también. Nuestra naturaleza es libre, real, auténtica. ¿Cuánto tiempo más deberá pasar para comenzar a admirarnos nosotras mismas?
Espero que no sea demasiado.
Con el tiempo.
Sentí como poco a poco mis manos aprendieron a conocerme. A reconocerme en cada línea, curva y marca. Cada detalle que me hace ser la mujer que soy. La mujer que es libre. Esté en donde esté.
Al descubierto, vulnerable y libre.
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